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rosasMe quedó grabada la frase que me lanzó hace mucho tiempo un colega: ”Las empresas pierden el sexy como mucho a los 3 años”. Me quedé pensando  a qué se refería: “El atractivo que tiene una empresa cuando te incorporas a ella, eso que hace que estés motivado, con energía para proponer cosas nuevas, aportar ideas frescas, cuando todo te parece fascinante por la novedad, cuando te crees las promesas de tus jefes y hasta los admiras, esa etapa dura como mucho 3 años”.

 

Curiosamente en el enamoramiento, ese “enganche emocional”, esa pasión, dura según los expertos entre dos y tres años, y no es más que un cóctel de hormonas llamado amor: adrenalina, dopamina, serotonina, oxitocina y vasopresina (no sé por qué le llaman amor cuando quieren decir sexo). Y ¿qué pasa después? Pues que esa fase evoluciona hacia otra fase más sosegada, la del compromiso.

La antropóloga Helen Fisher afirma en su libro  Why We Love: The Nature and Chemistry of Romantic Love –Por qué amamos: naturaleza y química del amor romántico que “hacer cosas nuevas con tu pareja o realizar juntos cualquier actividad placentera puede desencadenar sentimientos de romanticismo y despertar la pasión”. Las endorfinas son las verdaderas responsables de las relaciones duraderas. Si las hormonas sexuales -la serotonina o la vasopresina- nos llevan a enamorarnos, sería la endorfina la responsable de que después sigamos enamorados durante años.

Sabemos lo que pasa con el amor, pero ¿qué pasa con nuestro enganche emocional hacia las organizaciones en las que trabajamos? Diría que ocurre algo muy similar a lo que ocurre en el amor.

Pero ¿Qué hace que nos enamoremos de una organización? Sabemos que hay organizaciones más atractivas que otras para trabajar y son más “deseables”, por eso desde muchas organizaciones se trabaja para mejorar la imagen externa y consecuentemente atraer talento hacia ellas, es decir trabajan por mejorar su employer branding.

Muchas de ellas nos las encontramos en las famosas listas Best place to work o similares. La última lista que ha caído en mis manos, Ranking de las empresas más admiradas del mundo, destacan empresas como Apple, Google, Amazon o Coca-Cola. Todas ellas parecen atractivas, pero ¿qué tienen estas organizaciones que las hace admiradas y deseables? ¿Tienen capital erótico las organizaciones?

El Capital Erótico se refiere al atractivo construido a partir de una inversión inteligente en la propia imagen, en la forma como uno se mueve, habla y se comporta, y es utilizado en beneficio propio.

Tiempo después de escribir la primera parte de este artículo en el post Capital erótico y su relación con la marca personal, me planteo si las organizaciones también tienen algo parecido al capital erótico y si existe relación entre ese capital y el employer branding.

Si nos fijamos en los 6 elementos que define la doctora Hakim en su libro Capital Erótico y hacemos un paralelismo con las organizaciones, ocurre lo siguiente:

El atractivo físico. Podría estar representado por la imagen de las oficinas, edificios, diseño, marca, etc., de las organizaciones y la imagen de las personas que en ellas trabajan (imagen corporativa).

El atractivo sexual. Reside en la forma de moverse, hablar y actuar. El talento que hay en el conjunto de miembros de una organización y en sus líderes. La forma como comunican al exterior las empresas es, evidentemente, a través de su gente, son sus empleados los que transmiten ese atractivo (la inteligencia de la organización).

El tercer elemento del capital erótico es claramente social: la gracia, el encanto, el don de gentes, la facultad de caer bien y hacer que los demás estén a gusto, contentos, con ganas de conocerte. La cultura de la compañía marca un estilo y unas competencias en sus trabajadores que se destila hacia el exterior, así como el estilo de liderazgo. La utilización de herramientas sociales 2.0 para conversar con el mercado ayuda a sociabilizar a las organizaciones.

El cuarto elemento es la vitalidad: mezcla de buena forma física, energía social y buen humor. El buen clima laboral se convierte en energía, implicación, motivación y buen humor.

El quinto elemento tiene que ver con la presentación social: de nuevo los estilos de vestir y de relacionarse con el mundo de sus trabajadores, junto con la imagen corporativa de la empresa transmiten esa presentación social. Hay empresas grises y empresas con una imagen fresca.

El sexto elemento es la propia sexualidad: la competencia y energía sexual, la imaginación erótica y el espíritu lúdico. Aquí ya me cuesta más encontrar un paralelismo, pero algo parecido podríamos encontrar en la creatividad y la capacidad para innovar de la organización.

Por tanto, una organización con capital erótico probablemente es una organización con una imagen atrayente, inteligente (colectivamente), con una cultura y estilo de dirección que facilita la motivación, el desarrollo de talento, que transmite satisfacción al mercado. Probablemente será una organización creativa y con capacidad para innovar, que se comunica con el mercado y el entorno a través de las redes sociales y consigue enamorar y captar talento.

El capital erótico nos engancha y nos mantiene motivados en la etapa inicial de nuestra relación con la empresa, pero ¿Qué pasa con el compromiso, esa etapa sosegada de después? ¿Cómo conseguimos mantener las endorfinas que sustentan el compromiso? ¿Desarrollo profesional? ¿Innovación? ¿Intraemprendeduría? Lo dejamos para otro post.

* Foto: Martí García Pomares

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